La Cochera de Javier Sierra

Crónica y fotografías de Francisco Mejía-Azcárate

El pasado 16 de Junio tuve la inmensa fortuna de visitar una de las cocheras más exclusivas que existen en Colombia. Se trata de la cochera de Javier Sierra, instalada en el Municipio de Rionegro, departamento de Antioquia, en la República de Colombia. Probablemente existan en el país y en las naciones vecinas, algunas cocheras que alberguen un número mayor de vehículos, pero difícilmente podrá uno encontrar una en la que la colección de automotores presentada haya sido restaurada con tanta altura, compromiso y determinación, por su propio propietario. En mi concepto, la calidad de las restauraciones que le impone Javier Sierra a sus autos y el estado en que se encuentran, sólo es comparable con el nivel que exponen los automóviles que muestra en sus pabellones el reconocido Museo Nicolini, de propiedad de don Jorge Nicolini, el cual fue establecido hace más de una década en la hermana República del Perú. 

Sobrio acceso a la cochera de Javier Sierra, en la región antioqueña, al noroccidente de Colombia 
Javier Sierra, un paisa de “pura cepa”, es un Ingeniero Mecánico que comenzó su vida profesional en la Compañía Colombiana de Tejidos S.A. “Coltejer” y que luego, por cuestiones del destino, se convirtió en uno de los más destacados constructores de la región donde reside. Mientras materializó sus iniciativas como empresario e ingeniero en los temas civiles, Javier empezó a comprar y a restaurar los carros que consideró más emblemáticos, dándole rienda suelta a su pasión, la cual raya en la obsesión, buscando simultáneamente la perfección en el difícil, dispendioso y para muchos incomprendido arte de la restauración automotriz. Su primer automóvil fue un Studebaker Champion de 4 puertas (tipo suicidio) que adquirió hace 42 años. En el mismo el destacado coleccionista acaba de emprender una segunda restauración, pues con el paso del tiempo al coche le surgieron imperfecciones por razón de la pintura que le fue aplicada y, como Javier Sierra es por convicción, un perfeccionista, decidió desarmar el Studebaker de nuevo para proceder a repasarlo por completo, tornillo por tornillo, pero ahora con la amplia experiencia que le da el haber trasegado por tantos años en un tema que conmueve a tantos, en todas partes del mundo. 

Los coches históricos en el habitat que les ha prodigado Javier Sierra para su óptima preservación 
Sierra es uno de los pioneros en el uso de carros donantes, lo que significa que además del automóvil que el desea restaurar, adquiere uno o varios vehículos de los cuales retira las piezas o las partes faltantes que se encuentren en mejor estado. Posteriormente los sobrantes de los carros donantes son inventariados y sus partes guardadas minuciosamente en una bodega, en las que son almacenadas, espacio que él ha dado en denominar “el banco de los repuestos”. La cochera está localizada muy cerca del Club Campestre Llano Grande, en un predio rodeado de inmensos y floridos jardines - “la permanente primavera antioqueña”- que hacen del sitio el entorno ideal para proteger, admirar y conservar los fantásticos automóviles que componen la excelsa colección. Opina Javier que en el departamento del Valle del Cauca, región agrícola por excelencia, en el suroccidente de Colombia, se encuentran los mejores automóviles para restaurar, pues en tal área del país siempre han existido muy buenas carreteras, el clima es benéfico para la conservación de las carrocerías y los dueños de los autos han sido cuidadosos, razón por la cual varios de sus más preciados vehículos provienen de ciudades como Guadalajara de Buga, Palmira y Santiago de Cali. 

A Javier Sierra, le encantan los Studebaker. No en vano empezó el hobby con uno de ellos hace 42 años. El proceso de restauración del Studebaker que se presenta a continuación fue documentado paso a paso, desde cuando se inició en 1994. Hicieron falta varios “donantes” para lograr el estado de perfección que ofrece este hermoso automóvil convertible, sin paralelo en Colombia... 




Studebaker Commander Convertible Coupé, modelo 1950
Studebaker Commander Starlight Coupé 1950



Ford F1 Panel Van modelo 1950, de muchísimo uso en Colombia
Esta camioneta Ford Panel o ‘bola’, como la llaman en Antioquia, es la última restauración llevada a cabo por Javier Sierra. Según él...allí se detendrá. Sin embargo alcancé a observar, inmóvil, un Ford Falcon de 4 puertas que perteneció a un sacerdote de Medellín, el cual aún no ajusta los 100.000 kilómetros de recorrido en su motor, “haciendo cola” para ser sometido a un meticuloso proceso de reparación total. Dios quiera que Javier Sierra, luego de restaurar el Ford Falcon 1966, no desista y continúe salvando carros de la destrucción, para bien de la memoria histórica del país y de la protección, como debe ser, del patrimonio automotriz. Su legado, indudablemente, será de gran ayuda para que las generaciones futuras puedan comprender como funcionaba la ingeniería automotriz en el Siglo XX, para que analicen detenidamente la evolución en el diseño de los automóviles década tras década y para que en el futuro, quienes nos sucedan, conozcan como ocurría que a pesar del vandalismo, el desprecio y el abandono, al cual fueron sometidos algunos automóviles, siempre aparecía un hombre de las calidades, características, virtudes y determinación de Javier Sierra, que no dudaba en salir al rescate de lo que algunos escritores famosos denominan las “máquinas maravillosas”, un producto de la imaginación, la creatividad, la inteligencia y el empuje del ser humano. ¡ Muchísimas gracias Javier Sierra por motivarnos a todos, a ser mejores, en este hobby extraordinario que nos acompañará toda la vida ! 









Mercury Monterey Convertible modelo 1953. Único en Colombia. Restaurado a la perfección por Javier Sierra 








Oldsmobile Starfire 98 Convertible modelo 1955. Único en Colombia. Trae motor Rocket V8 de 324 pulgadas³ 
Obsérvese la apariencia general del Oldsmobile en el exterior, el interior y el magnífico estado de su famosísimo motor Rocket V8 de 324 pulgadas³, que con un carburador de cuatro barriles genera una potencia de 202 Hp. Este Old´s se diferencia del Super 88 porque su chasis es 4 pulgadas más largo. En el guardabarros lleva la palabra Starfire y el bisel pasa por debajo del manubrio de la puerta y no alcanza a llegar al guardabarros trasero. ¡ Pieza automotriz que califico, con absoluta certeza, “fuera de concurso” ! 




Motor sin el purificador de aire para poder observar el estado de la máquina 
Obsérvese el estado del panal del radiador

Buick Century Coupé modelo 1955





Jeep Willys, modelo 1955. Este Jeep perteneció al Ejercito de Colombia, luego destinado al uso civil.  Restaurado con referencia a todos los parámetros de originalidad.



Buick Special Sedán de 4 puertas, modelo 1957



Oldsmobile 442 Coupé, con motor Chevrolet 5.7 L, incluye kit Edelbrock
Este carro corrió en diferentes clásicas nacionales y es otro de los juguetes preferidos de Javier Sierra. Durante la visita se le retiró la carpa y por eso se nota algo empolvado. Posteriormente fue encendido y el sonido de su motor me trajo a la memoria reminiscencias de los circuitos de NASCAR, durante mis años de Universidad en los Estados Unidos. Cuando yo creía que ya había visto todos los carros del señor Sierra, el afiebrado gomoso me llevó a otro garaje donde tenía escondido este soberbio y magnifico Ford Mustang V-8 automático de 1967, el cual está prácticamente listo para salir a rodar... 






Ford Mustang modelo 1967, con motor V’-8 302 y kit Edelbrock, el cual ‘ronca’ deliciosamente y para finalizar... 

Ford Modelo B de 1932, con motor 4 en línea. (201 pulgadas³ – 3.3 L  50 Hp)
No quedan muchos de estos en el mundo en este estado.  
Fue descubierto en un barrio de ladera de la ciudad de Cali. Aún poseía su caja de herramientas originales cuando fue comprado 

Y como si todo lo anterior fuera poco, por los laditos, Javier Sierra, ha sacado tiempo y espacio para localizar, comprar y restaurar motocicletas italianas de la marca Lambretta, sus favoritas desde la juventud. De estas ya restauró, con todas las de la ley, 7 de ellas. Al principio, cuando inició el proceso, adquirió un total de 27 motocicletas, en muy regular estado de conservación, de las cuales retiró todas las partes que le permitieron seguir el proceso de restauración de las motos en forma idónea. Javier, además de restaurador de vehículos americanos, es ahora un consagradísimo restaurador de las veteranas scooters. 


Motocicletas de la marca italiana Lambretta

A la derecha, Javier Sierra, a la izquierda el autor de la crónica, Francisco Mejía-Azcárate